¿Cómo te sientes?

Comer bien para vivir mejor

¿Alguna vez te has visto sin tiempo y ánimo para hacer una buena comida? Con toda la presión y ajetreo que la rutina de la actualidad exige, es común que las personas no prioricen el acto de sentarse para comer bien, y sin prisa.

Según especialistas en salud y nutrición, lo que muchos no se dan cuenta es que aquel desánimo que golpea al final del día puede no ser cansancio, pero sí una alimentación desequilibrada. Lee hasta el final y entiende por qué.

¿Tienes la costumbre de comer pequeñas porciones durante el día, cada dos o tres horas? ¿O eres de esas personas que, debido al trabajo intenso, se limitan a hacer tres comidas grandes – desayuno, almuerzo relámpago y cena más como merienda?

Haz las cuentas: cuando nos alimentamos más a menudo al día y en pequeñas porciones, nuestro cuerpo transforma el alimento en energía de manera más eficiente – energía esencial para mantenernos animados y productivos.

No es lo que sucede cuando hacemos dos comidas bien servidas o abusamos de bocadillos cargados de grasa. Con la digestión más lenta, nos faltará energía para realizar nuestras actividades. Otro síntoma causado por la alimentación poco saludable es el sueño durante el día. Es normal ese pequeño sueño después del almuerzo, pero si se prolonga y te impide estar alerta, seguramente tu alimentación necesitará ser reconsiderada.

¿Falta tiempo para comer bien?

El ciclo de falta de tiempo debe romperse. Si el cansancio disminuye tu productividad, intente comer mejor para aprovechar mejor el día. Para empezar a comer bien, haz un menú semanal, compra los ingredientes necesarios y prepara las comidas con anticipación.

Intervalos pequeños

No esperes hasta sentir hambre. Organízate para que siempre tengas algo ligero para comer: una fruta, un cereal, un jugo natural. Aprovecha para caminar, estirar las piernas y beber un vaso de agua.

Porciones

Deja porciones individuales listas en la nevera o en el congelador, para facilitar la preparación de las comidas: pollo desmenuzado, verduras cocidas, hojas higienizadas. Las galletas y los postres industriales son ricos y tentadores, pero poco saludables. ¿Alguien logra abrir un paquete de estas golosinas y parar en el primer bocado? Difícilmente. Entonces, mejor evitarlos.

¿El hambre causa mal humor?

La ciencia dice que sí. En 2011, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cambridge indicó que la falta de comida altera los niveles de serotonina en el cerebro, generando dificultad en el control de las respuestas emocionales.
Recordando que dietas muy restrictivas o largos períodos sin comer también pueden causar irritabilidad y un posterior ataque a la nevera.

Comer bien: Alimentación y bienestar

Un plato colorido y variado es fuente de fibras, vitaminas y minerales que, al entrar en contacto con nuestro organismo, liberan hormonas ligadas al placer y a la satisfacción. Por eso, sea inducido por colores, texturas y sabores diferentes a la hora de servir tu plato.

Comida y salud

Comer bien, con alimentación saludable
No es necesario tratar la comida como medicina, analizando lo que cada nutriente puede hacer por tu salud. Pero es extremadamente positivo observar cómo los alimentos saludables trabajan en nuestro beneficio.

  • Vegetales verdes oscuros

Los vegetales verdes oscuros son fuentes de vitamina C. Fortalecen nuestro organismo con antioxidantes, sustancias que protegen las células y el material genético.

  • Frijoles y arroz

La combinación de arroz y frijoles es perfecta para una dieta repleta de aminoácidos. Fundamentales para la vida humana, actúan en el desarrollo cerebral, celular y óseo.

  • Azúcar

Por otro lado, el azúcar, cuando se consume en exceso, promueve en el organismo un proceso llamado glicación. Resultado: caída del colágeno, piel más flácida, aparición de arrugas y líneas de expresión.

 

Alimentarse bien no debería ser un misterio, pero se ha convertido en un reto para la gran mayoría de la población. Trata de entender que cuando hacemos una comida, no solo ingerimos nutrientes. Al comer algo saludable, a un ritmo normal, activamos nuestros sentidos, despertamos nuevos conocimientos e invertimos en nuestra calidad de vida.